¿Mejor, tarde que nunca? Una reflexión sobre el tiempo y tu libertad
- Julia Elena Calderon
- 24 jul
- 3 Min. de lectura
La libertad que buscamos en el camino espiritual es sentir que somos dueñas de nosotras mismas y eso incluye ser dueñas de nuestros tiempos. Soltar la idea de que la sociedad nos impone unos tiempos para alinearnos con nuestros ritmo natural de vivir nuestra vida.
Tienes una Esencia que guía tu ritmo natural de vivir. No eres un objeto producido en serie y programado para conseguir y hacer cosas en tiempos específicos del mundo. Tu valor no depende de cumplir un mayor número de objetivos en el menor tiempo posible.
El sufrimiento llega porque tratas de imponerte un ritmo de vida que no es natural para ti. Te agotas, te exiges, te esfuerzas ignorando tu voz interior persiguiendo un objeto que enmascara un único deseo: evitar ser rechazada porque piensas que no eres suficiente ahora mismo. Pero no te das cuenta que antes que "el mundo" te juzgue, tú ya te estás rechazando porque piensas que ser tú está mal.

¿Mejor, tarde que nunca? Una reflexión sobre el tiempo y tu libertad
Ir tarde o ir a tiempo, son conceptos mentales. No son una realidad externa. Son ideas que aceptamos y usamos para juzgarnos y criticarnos, para pensar que algo nos falta o nos faltó y condenarnos por ello.
No es "mejor, tarde" porque nunca vas tarde. Siempre estás a tiempo, en tus tiempos, que son los únicos que cuentan en tu propia vida. No es peor que nunca hagas ciertas cosas porque tu valor no depende de nada externo. La dignidad es tu herencia Divina. Naciste valiosa, inocente y digna, eternamente.
Ir tarde o estar a tiempo, son ideas que te distraen del momento presente porque pensar que "vas tarde" es ponerle un juicio del pasado al presente, y preocuparte porque nunca vas a lograr algo es ponerle un velo de futuro negativo al presente. Ambas ideas son una trampa para no disfrutar el ahora.
Voy a tiempo. Mis tiempos son perfectos.
Sentir y saborear estas ideas me ayudó a dar el paso para emprender mis 45 días de escritura porque muy en el fondo de mi corazón aún seguía pensando que ya era demasiado tarde para ser la escritora que soñé desde los 9 años. Esa voz la encubrí con el dicho "mejor, tarde que nunca". Pero el sinsabor de pensar que lo estaba haciendo "tarde" activó mi nuevo piloto automático espiritual para detectar la idea base de "no soy suficiente" y proceder a verla como "nada". No es verdad. Pude descartarla, porque recordé que soy libre de pensar lo que yo quiera pensar. Mi libertad radiaca en ver lo que pienso y elegir de nuevo. Así que ese dicho popular que usé para consolarme a medias por muchos años, también quedó descartado de mi banco de frases a pensar.
Si hoy sientes que en alguna área de tu vida "vas tarde", ya sea una meta, una conversación que has postergado, un sueño que has tenido, una decisión que aún no tomas, te invito a que cambies enfoque mental y sientas estas:
"No voy tarde, mis tiempos son perfectos. Mis tiempos no se parecen a los de nadie. Mis tiempos son perfectos. Vivo mi vida a tiempo. Mi vida, tal como es, va a tiempo. Voy a tiempo. Amén".
Deseo que esta reflexión sobre el tiempo y tu libertad te inspire a ver tu momento presente con satisfacción para que puedas disfrutarlo libre de preocupaciones, aquí y ahora.






Comentarios