Madurez y eclipse solar
- Julia Elena Calderon
- 11 jul
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 24 jul
Día 34: Hoy hace 34 años tuvimos un eclipse total de sol en Colombia. El 11 de julio de 1991 pude ver cómo la tarde despejada se hizo noche por unos minutos. Estaba en la terraza de mi casa, en un quinto piso, viendo cómo se encendían las luces del alumbrado público de Cali. Los pájaros volaban buscando refugio y todo pareció detenerse durante esos dos minutos de oscuridad. Podía ver el disco solar “cubierto” por la luna. Fue inolvidable.
El eclipse de tu Sol Interno
Años más tarde me interesé por la astrología psicológica y evolutiva como herramienta de autoconocimiento. El Sol en tu carta astral representa tu Ser y la Luna tu mundo emocional, el inconsciente.
La mayoría de las veces, ponemos máscaras sobre nuestro Sol. Creamos una identidad que no es del todo genuina para mostrarla al mundo. El eclipse total de sol es como un momento donde todo lo que hemos querido esconder sale y nos quita la máscara; revela el mundo emocional reprimido que habíamos evitado atender. Son momentos de crisis, de cambio, de transformación. La noche oscura del alma. Que, si no estamos preparados, nos da tres vueltas y tocamos fondo.
¿Cómo vivir los eclipses del Ser sin tocar fondo?
Cultivando el arte de la madurez.
El arte de la madurez
La idea de madurez que compré en mi juventud fue: madurar es ser adulto, y ser adulto es sostenerse económicamente, poder comprar un carro y una casa a cuotas, y conseguir pareja. Cuando me hablaban de madurez emocional, yo no entendía nada, porque me decían que tenía que gestionar la rabia, el resentimiento, hacerme cargo de mi felicidad… y eso no era compatible con mi identidad de “vistima”. Y ni qué decir de madurez mental: “yo tengo la razón”, “así son las cosas conmigo”… 😓
Hoy por fin creo que entiendo qué es madurar: es hacerte cargo de tu relación contigo misma, lo cual se puede ver desde tres aspectos: tu relación con tu mundo mental, emocional y espiritual. Desde esta perspectiva, yo había cortado la relación conmigo misma. No me hacía cargo de ninguno de mis mundos. No conocía mi mente, no tenía herramientas de gestión emocional y no tenía una relación con Dios. (Con razón me sentía abandonada: ¡era yo lejos de mí!).
Cuando no sabes estar contigo, no sabes estar con nadie
Al no saber relacionarme conmigo, no sabía relacionarme con los demás, y mucho menos entender el comportamiento de nadie, ni el mío. Las relaciones eran transacciones donde yo daba “algo” esperando que el otro me diera lo que me faltaba: seguridad, protección, amor, felicidad, validación, diversión, etc. Pero tuve que sufrir varios eclipses parciales de sol que, en diferentes momentos de mi vida, me invitaban a mirar debajo de la máscara. Pero yo, “hábilmente”, me resistí y logré hacerle el quite.
Seguí comportándome como una adulta que se sostenía económicamente, pero con la madurez emocional de una niña pequeña: haciendo a todo el mundo responsable, viéndome como “vistima” indefensa, resistiéndome a abrir el corazón al Amor, buscando ayuda solo cuando me veía sin salida… para luego seguir en lo mismo de siempre.
El eclipse total del Sol falso
Bendito eclipse total de mi Sol “falso”, que reventó la máscara. Todas las aguas emocionales que por años mantuve estancadas inundaron mi mente y mi cuerpo, y pude ver la Luz del Espíritu, que seguía inalterada aunque por muchos años tapé. Acepté que yo era el común denominador de mi vida, que nadie podía escribir por mí en mi mente y que nadie podía cambiar cómo me sentía. Dios ya estaba aquí conmigo, pero era yo la que no quería hablarle. Yo ya estaba aquí conmigo, pero era yo la que no quería mirarse.
Hazte cargo de tu relación contigo misma
Madurez, aunque duela aceptarlo, es hacerte cargo de tu relación contigo misma, de tu mundo emocional, mental y espiritual. Es empezar aceptando que ha sido tu voluntad mantenerte rígida de pensamiento, emoción y acción. Que ha sido tu elección sostener la máscara de “vistima”, de “pequeñez”, de “mala”, de “abandonada” y de todo lo demás.
Nadie nunca ha estado en control de ti. Y tú nunca has estado en control de nadie. Has sido tú, voluntariamente, libremente. Has comprobado una y mil veces que nadie cambia, aunque lo obligues o lo manipules y al contrario.
La libertad de elegir
Madurez es no dejarte distraer por las cosas que has elegido hasta hoy, sino ver que el tesoro es tu poder de elegir, tu libertad de decidir. Tu maestría sobre ti.
Tendrás la tentación de encontrar excusas: que la situación económica, que nadie me ayuda, que no hay oportunidades, etc. Pero no es verdad. Siempre hay opciones. Y es la máscara que has creado la que, “hábilmente”, encuentra cómo justificarse.
Madurez es quitarle el poder a la máscara y darte cuenta de que detrás de ella siempre has estado tú: tu verdadero Sol, tu verdadero Ser, el Espíritu Santo que siempre has sido. Tu libertad da miedo, pero es tu sanación, es tu madurez.
Una nueva forma de ver a los demás
Cuando empiezas a madurar, a hacerte cargo de tu mundo emocional, tu mundo mental y tu mundo espiritual, empiezas a ver que, como por arte de magia, los culpables empiezan a desaparecer, y son reemplazados por seres inocentes que, como tú, habían jugado a tener una máscara y que aún no les ha llegado el eclipse total de su Sol.
Pero su camino es sagrado. Y lo único que tienes en tu poder de elegir, es tu propio camino. Un paso a la vez, empiezas a tomar nuevas decisiones, a no juzgar a los demás por sus propias decisiones y entiendes que ponerte como prioridad empieza a llenar tu jarra para poder dar a los demás lo qué sí tienes.
Tu vida es tu camino espiritual, tú eres tu obra de arte siempre completa y perfecta, en el momento presente. Tu corazón se abre en la Luz de la tranquilidad a explorar tu Ser espiritual, tu Verdad Divina que le da sentido a todo tu camino. La madurez emocional y mental te lleva de forma natural al conocimiento de tí misma, como Espíritu.
Eclipse Total de Sol con Madurez
Madurez es encontrarte disfrutando del eclipse total de sol, como una adulta que no solo se sostiene económicamente, sino —más importante aún— como un Ser que se sostiene emocional, mental y espiritualmente, con amor y libertad. Ya sin máscaras por derrumbar sino con las puertas del corazón abiertas de par en par para que entre más Luz, más Sol, más disfrute, más Dios, más Tú.
P.D. #1 El 11 de julio de 1991 también ocurrió otra cosa "eclipsada": a mí y a mis tres hermanos menores, nos bautizaron a escondidas de mi papá. Ese es un chisme espiritual para otra historia o para mis amigos de la newsletter personal. P.D. #2 Suscríbete a mi newsletter personal para seguir en contacto todos los martes. SUSCRÍBETE AQUÍ. Bye!







Comentarios