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Mantra "No sé": una puerta al despertar espiritual

  • Foto del escritor: Julia Elena Calderon
    Julia Elena Calderon
  • 27 jun
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 2 jul

Día 20

Hoy me senté a escribir y, por primera vez en estos 20 días, no supe por dónde empezar. Y en lugar de forzar las palabras, me rendí ante el “no sé”. Este texto surgió desde ahí: desde la rendición a no tener respuestas y darse permiso de escuchar tu propia voz interior.¿Cómo es tu relación con el “no sé”?


“No.” “Sé.” Dos palabras de dos letras que pueden ser tan difíciles de pronunciar.


Me senté a escribir con dos ideas maravillosas que evocan dos sucesos cotidianos, pero no supe cómo empezar a escribir sobre ellos. Me pasé 15 minutos escribiendo y borrando las dos mismas líneas. Empecé a sentir frustración y, de inmediato, me detuve. Me reí. Acababa de conversar con una amiga que me dejó con una reflexión sobre el “no sé” y cuánto nos cuesta aceptar que no sabemos todo. Que no es un crimen. Que es de lo más natural desconocer muchas cosas. Estaba siendo el testimonio vivo de nuestra reflexión. Andre bella, gracias.


La necesidad de saber para sentir que valgo


Yo era de las que siempre quería parecer que se las sabía todas. Fingía que entendía cuando no entendía nada. Trataba de decir cosas que sonaran interesantes, o al menos que confundieran tanto que los demás pensaran que era “muy intelectual”. De la vieja colección de miedos que solía tener, decir “no sé” era uno de los gordos. Quería valer, sentirme segura y encontrar mi lugar en el mundo (el mundo del que te hablé en el Día 19, en mi publicación de Instagram).

Como me las daba de sabelotoda, la vida me lo reflejaba con personas o situaciones que me “exigían” saber qué hacer, qué decir, e incluso predecir o calcular lo que iba a pasar: ¿será una buena decisión o no?, ¿qué es mejor, esto o aquello?, “dime qué hacer, Julia”. Y yo, con el programita de “la solucionadora de problemas”, me llenaba de ansiedad pensando en qué responder, aunque no tuviera ni la más mínima idea. La opción de “no sé” estaba desactivada. Parecía inexistente.


La máquina de respuestas


A mí me aterraba no tener una respuesta cada vez que me preguntaban algo, desde qué hacer en una situación hasta el pronóstico del clima. Sentía que tenía que saber todo con precisión milimétrica, que debía responder a todas las preguntas e incluso opinar sobre un tema sin que me lo pidieran. Parecía una máquina de respuestas: reaccionando automáticamente, siempre programada a ofrecer respuestas, aunque por dentro no tuviera ni la más mínima idea de nada. Recuerdo que mantener esa imagen me hacía sentir pesada, dura, rígida e irritable, porque me obligaba a aprender y a estudiar cosas que ni me interesaban. Esa etiqueta es prima hermana del perfeccionismo y la autoexigencia. Van de la mano y se retroalimentan.


Hace unos diez años, me quedé sorprendida al escuchar a Wayne Dyer hablar sobre la importancia de permitirse decir “no sé”. No podía creer que él tocara ese tema en su conferencia sobre sabiduría y Tao. Resulta que “no sé” es la fórmula mágica para tu flexibilidad mental y para transformar tu vida.Entonces, ¿por qué tenemos tanto miedo a aceptar que la mayoría de las veces —el 99.9% del tiempo— la respuesta ante las preguntas más simples y más complejas es “no sé”?


Un Curso de Milagros también empieza por ahí


Esa idea empezó a resonar con fuerza años más tarde, cuando me encontré con un lenguaje aún más radical del “no sé” en Un Curso de Milagros.


Hace cuatro años me sorprendió encontrar que las primeras lecciones prácticamente son una oda al “no sé”:“Nada de lo que veo tiene significado. No entiendo nada de lo que veo. Estos pensamientos no significan nada. Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí. No sé cuál es el propósito de nada.”


La primera vez que practiqué la lección “no sé cuál es el propósito de nada”, sentí una gran liberación. Cuánta paz en saber que la experiencia de Dios es igual a aceptar que no necesito tener el control de nada. Que nadie necesita que le solucione nada. Que aceptar que no sé es un signo de madurez y no de debilidad. Entrar en esta visión del “no sé” desmonta las etiquetas del personaje sabelotodo, ese que apareció como una solución amorosa para sobrevivir, pero que ante el Amor de Dios se desvanece.


El no saber que despierta la certeza


En estos 20 días que llevo escribiendo, me he abierto al “no sé” de tal manera que me ha llevado a un espacio de silencio interior, de entrega y certeza en que las respuestas las tiene el Amor, y que solo basta con abrirme a sentirlas, no a razonarlas, y dejarme llevar por la guía interior. No saber en el plano terrenal es abrirse a la certeza del plano espiritual; es la puerta al despertar de la consciencia.

Cuando te abres a no saber, das el primer paso para soltar tus etiquetas, tus deberías, tus filtros. Te quitas las gafas que siempre has usado para percibir, entender e interpretar el mundo… y a ti misma, en relación con ese mundo. No saber es abrirte a la loca idea de que nada es lo que parece, y tú Eres más de lo que te alcanzas a imaginar.


No saber da miedo porque pensamos que todas esas respuestas nos dan seguridad. Yo he descubierto que abrir espacio en mi clóset mental da vértigo al principio, pero también te permite encontrar la paz cuando pruebas el dulce sabor de las respuestas que nunca van a caber en las palabras.


No sé, pero lo siento verdadero


No sé si esto te hace sentido. No sé si te es fácil aceptar que no sabes. No sé si estás dispuesta a decir más veces al día “no sé”, incluso a tu jefe, a tus clientes, a tu pareja, a tus hijos, a ti misma. No sé si te das el permiso de decirte: “Amor, no sé” y abrirte a sentir el saber.


Tres preguntas que pueden abrir tu corazón

Tal vez quieras hacerte estas preguntas:

  • ¿Qué cambiaría en tu vida si “no saber” fuera sinónimo de certeza en tu Espíritu?

  • ¿Sentirías alivio si dejas de ser una máquina de respuestas y te permites simplemente escuchar?

  • ¿Quién eres más allá de quien responde, explica o quiere saber?


No saber está bien

Yo no sé cuándo me llegue la claridad para desarrollar el escrito de las ideas que tuve hoy: los platos sucios salvaron mi matrimonio y la actitud del mono hace la fiesta.

Pero por ahora, esto…ya es suficiente.



portada articulo sobre la incertidumbre un curso de milagros

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